Antes de terminar mis estudios ya tenía claro que quería tener mi propia empresa.
¿Por qué no empezar con una reflexión autobiográfica para explicar el porqué de Sofis Capital ?
Empecemos por decir que soy hijo de emigrante. Con pocos años en mi marcador, mis padres emigraron de España a Holanda (nos vamos de Ay! al Au!, cómo decía yo de pequeño). Para lo bueno y para lo malo, lo que quedaba claro era la falta de referencias y consecuentemente la necesidad de crear un propio camino.

Holanda igual se asocia a un país gris, lluvioso y frío, que parcialmente lo es, pero también es un país en el que la gente habla varios idiomas, entiende que para avanzar hay que colaborar y en el que “actuar normal ya es suficiente raro” (no non-sense para los anglosajones). Un buen caldo para empaparse y crecer. Una base excelente para ser analítico, aprender a sintetizar, pero también para conocer diferentes culturas.
Desde muy pequeño yo barajaba ser cocinero, astronauta o hacer algo con “microelectrónica” (no tenía muy claro que era, pero a mi me sonaba a magia). Ya con los planes de comerme el mundo, lo de cocinero lo descarté porque en la películas de Hollywood no aparecían como millonarios. Lo de astronauta quedó un poco en el aire, y la micro-electrónica se convirtió en informática cuando decidí que la magia estaba en el software (con todo respeto a los ingenieros electrónicos!).

Y así fue como me apunté a la universidad para cumplir con los años obligados para poder pasar a a la vida de verdad: el trabajo y la independencia financiera :-). En la universidad compaginé informática, con el estudio de redes (eso de facilitar que la gente se comunicara me parecía un milagro), con cursos empresariales, incluyendo “monta tu propia empresa”, y añadiendo asignaturas más sociales como antropología, psicología, filosofía, expresión escrita… Algo que creo hubiera sido difícil en otras universidades (“Universiteit Twente”, “la universidad emprendedora”, para el que tenga hijos en edad de Erasmus…). Estaba enfilado en crear mi propia empresa, pero afortunadamente, también tenía claro que no tenía ni idea que significaba eso de “tener mi propia empresa”. Así que cuando ya estaba terminando mis estudios, busqué una empresa tecnológica para empezar mis andaduras: AT&T (APT, después AT&T-NS, después Lucent Diferentes nombres, pero misma empresa) , de aquella tenía la sede europea en Holanda. Y así empecé a aprender en el mundo de los negocios.
Recuerdo que el primer año me aburrí tremendamente. El equipo al que me integré era joven, activo: por esa parte ideal. Pero me pusieron a leer y leer documentación,sin darme nada en qué aplicarlo. Y eso justo después de una carrera universitaria, con unas ganas tremendas de aplicar lo aprendido. Cuando ya empezaba a buscar otro trabajo, oí que necesitaban a alguien para llevar un proyecto sobre temas de compatibilidad electromagnétíca, seguridad física y otros temas de los que no tenía ni idea. Y con “el que no juega no gana”, me apunté. Viajé a Estados Unidos unas cuantas veces (Otro continente! Alquilando un coche americano! Quien me explica cómo funciona el cambio automático ???) interaccioné con muchas personas aprendiendo y aportando, y trabajando con unos objetivos claros: ahora sí!

En los siguientes 7 años trabajé en la misma empresa en desarrollo de negocio, gestión de producto, soporte comercial, análisis estratégico y hasta me metí en temas financieros desarrollando modelos de evaluación de inversiones: todos componentes útiles para mi mochila de futuro empresario. Y ahí llegó mi oportunidad: en el mercado se estaban buscando consultores para diseñas soluciones en telecomunicaciones. Lo hablé con mi jefe, y partiendo como buenos amigos, monté mi primera empresa: Alinea Telecom.
De aquella en la industria de las telecomunicaciones se pagaba muy bien; seamos sinceros, demasiado bien. Como jovencito, yo encantado. En los siguientes años como consultor aprendí muchas lecciones entre ellas:
- Como consultor es difícil crear “tu grupo” en la empresa
- No escala: para poder crear cosas y generar dinero, hay que hacerlo en grupo.
Dos aspectos muy diferentes, pero ambos se solucionan creando un grupo. Esto fue lo que me llevó a crecer la empresa (junto con mi gran amigo Carlos), y empezamos a desarrollar aplicaciones para el sector de las telecomunicaciones. Por fin mi propia empresa de verdad! Momentos dulces…y agrios. Sol y sombra. Pero cuanto aprendí! Aún con todo, la empresa crecía, pero la burbuja de las .com, nos derrumbó todo (afectó a todo el sector negativamente). Me auto-despedí y empecé a trabar para HP. Después de 5 años, y otra vez aprender muchísimo, ya tenía claro que ya no quería volver a hacer otra cosa que no fuese dentro de mi propia empresa.
Y otra vez sentía que esta vez si estaba preparado (lo mismo que pensé 10 años antes). Es gracioso como cada 10 años miro hacia atrás y me río de mi mismo. Aprendí en esos años a diferenciar entre lo mejor y lo perfecto, cuando matarme a trabajar y cuando parar a pensar, diferenciar entre lo que parece y lo que es, y un gran etc. Además expandí mi experiencia en Asia y latino américa, complementando la que tenía de Europa y Estados Unidos.

Para ya ir abreviando, creamos empresa (AlineaSol), sufrimos y crecimos, nos fusionamos y vendimos buena parte de la empresa. Sigo siendo inversor pero ya no es mi empresa. (Wilma!? Dónde está mi empresa?? J)
Y así llegamos a esta nueva etapa. En plena crisis del Corona Virus (Covid 19) del 2020, se crea Sofis Capital, una empresa de inversión. Pero yo prefiero verla como un punto de encuentro para gente con ganas, que se quiere comer el mundo, que esté buscando a socios que respeten su espíritu emprendedor y les ayuden a crecer en un camino acelerado en experiencia. Gente que se puede imaginar que se puede acelerar el crecimiento, y que para crecer muchas veces se necesita dinero.
Hola a todos y con ganas de conoceros.
En mi próximo blog explicaré el tipo de empresas que estamos analizando pro-activamente